En Chile, en pleno desierto de Atacama, la zona con mayor concentración de radiación solar en todo el mundo, LA LÍNEA VERTICAL participa en la construcción del complejo solar Cerro Dominador, la primera planta de concentración solar de potencia que se construye en América Latina. Es decir, un proyecto que incluye una torre de altura de 250 metros.
“Esto ha sido increíble, ha sido duro, una suma de situaciones. Desde principio a fin, cada turno o comienzo de fase ha sido totalmente diferente. Estar en este proyecto tan fabuloso y formar parte del equipo es un orgullo como trabajador vertical chileno”, afirma Gabriel Andrés Quiroz Bravo, supervisor de G8 VERTICAL BY LLV y jefe de equipo de alpinistas en Cerro Dominador.
Un equipo de G8 VERTICAL permanece en la torre solar desde 2018, a sesenta kilómetros de Calama. Ha estado formado por un total de 12 técnicos. Hemos sido el principal apoyo para los requerimientos de “alpinismo industrial”, como se conoce nuestro rubro de trabajos verticales en este tipo de proyectos.
“Sin dudarlo es un proyecto al cual cualquier profesional independiente del área que se desempeñe querría estar. Para nosotros en un comienzo fue diferente ya que veníamos de apoyo por solo dos semanas, pero al pasar el tiempo nos fuimos afianzando, llegando a ser el equipo vertical más fuerte de la torre”, explica Robert Luis Peralta Morán, otro de los supervisores y jefe de equipo de Alpinistas.
Un homenaje a la dedicación y la profesionalidad de G8 VERTICAL
En su mayoría, el equipo de G8 VERTICAL lo han conformado técnicos chilenos con mucha experiencia previa en el acceso por cuerdas y con los que ya habíamos trabajado en diferentes proyectos. Queremos darle a todos ellos un reconocimiento, un pequeño homenaje por su esfuerzo, sacrificio, dedicación y profesionalidad.
Son Johan Cock, Alejandro Taucano, Víctor Servieri, Germán Hitschfeld, Nicolás Catalano, Gonzalo Rodríguez. Fabián Lara, Nibaldo López, Diego Cortés, Gabriel Quiroz, Robert Peralta y Fran Peralta. “Este trabajo ha significado un desafío personal –añade Gabriel Quiroz–. Estar a prueba en cada momento y que te digan que somos profesionales y muy competentes por todo el equipo de nuestro mandante nos llena de felicidad”.
Habitualmente, en G8 VERTICAL BY LLV realizamos nuestros trabajos de forma autónoma. Sin embargo, en Cerro Dominador hemos sido una pieza más del engranaje de Maracof, uno de los principales contratistas de construcción con la que hemos trabajado codo con codo, totalmente compenetrados e integrados con su personal: soldadores, encofradores, enfierradores, topógrafos, operadores de grúa torre. Trabajar al unísono con el personal de la constructora Maracof, con vasta experiencia en proyectos internacionales tan peculiares y de tal envergadura nos ha hecho crecer profesionalmente a todo el equipo. Generando lazos de compañerismo, confianza y amistad.
“Para mí en lo personal ha sido un real agrado participar en un proyecto tan importante para mi país y más aún para un mundo más limpio –señala Robert Peralta–. Claramente como todo, tiene sus costos, tales como un cambio de ciudad, otro clima, otra gente, horarios extremadamente duros y extensos, meses sin ver a nuestras familias. Pero siempre es un agrado llegar al trabajo y realizar cosas nuevas que nos van hinchando de conocimientos y experiencia”.
“Profesionalmente, ha sido una experiencia bastante provechosa”
Cuando en 2018 nuestro cliente, Maracof, nos propuso una colaboración en la construcción del primer proyecto termosolar de Latinoamérica, no nos imaginábamos que en 2020 seguiríamos prestando nuestros servicios en la recta final de construcción de “La Torre”, como comúnmente llamamos a nuestro lugar de trabajo, una mole de hormigón armado que se erige 250 metros sobre el desierto atacameño. Con estructuras, cavidades, plataformas, escaleras, tuberías, ascensores y torres de andamios que hemos llegado a conocer como la palma de la mano.
“Ha sido una experiencia rica en conocimientos para mostrar y fortalecer el área de G8 CAPACITACIONES, ser parte del proyecto más importante en energía renovable del país y el primero. Claramente los conocimientos y el profesionalismo mejoraron y la idea es seguir en este camino de perfeccionamiento, para poder entregar esos conocimientos al resto a través de las capacitaciones. Creo que es la única forma de poder agradecer la oportunidad que se me dio, entregando al resto todo lo que aprendí en la torre”, manifiesta Diego Cortes, técnico en asistencia en seguridad y también uno de los relatores –como se dice en Chile– más antiguo de G8 CAPACITACIONES, la versión formativa de G8 VERTICAL BY LLV.
“En lo personal este proyecto me dio la experiencia necesaria para poder transmitir confianza y conocimiento para mis alumnos. La vida en Calama, sobre todo en la cuarentena, fue bastante dura, más que nada por el encierro, la lejanía con la familia y amigos”, añade Diego Cortés, de 32 años, quien reside con dos de sus hermanas en la Comuna de la Florida, ubicada al sur-oriente de Santiago, muy cerca de la Cordillera de los Andes. Más de 1.500 kilómetros separan la capital, Santiago de Chile, de Calama, en la región de Antofagasta.
“Siempre traté, en los dos meses y medio que estuve en esa fase, de desconectarme un poco con lo que ocurría, pero fue bastante difícil –añade– profesionalmente la experiencia que se obtuvo
en la torre fue bastante provechosa”.
“Lo mas complejo sin dudar es estar lejos de nuestras familias”
El proyecto solar Cerro Dominador está formado por una planta fotovoltaica de 100MW y una planta de concentración termosolar de 110MW, donde destacan los más de diezmil heliostatos que reflejan la luz solar hacia el receptor situado en lo alto de una torre de hormigón armado, a 250m del suelo en mitad del desierto del norte chileno. “Este trabajo lo vivo y lo gozo a diario. Es un agrado día a día llegar a desempeñar algo nuevo y desafiante. Y mayor agrado es llegar a finalizar el turno y encontrarnos con las felicitaciones de nuestro mandante”, resume Robert Peralta, también con domicilio en Santiago de Chile y “bendecido con una mujer divina sin la que no hubiese podido llegar lo lejos que he llegado laboralmente, dos niños preciosos y uno o una que viene en camino”. De ahí que afirme: “Lo más complejo sin dudar es estar lejos de nuestros hijos y mujer. Pero a la vez, acá nos hemos encontrado con grandes profesores de distintas áreas y mejores personas aun; verticalistas, encofrador, ferrallas, montaje, pintura, soldador, etc.”.
Desde nuestra incorporación, hemos prestado servicio en multitud de fases, muy diferentes entre sí. Asistencia a soldadores en montaje de plataformas, grupo de rescate y asistencia durante la construcción del octógono, apoyo en la instalación de riostras de la grúa torre, instalación y certificación de líneas de vida 3M en todas las fases, pintura de dianas de calibración de heliostatos, demolición de plataformas interiores del octógono, trabajos de terminación con andamios colgantes, demolición de plataformas temporales de coronación, asistencia en montaje de estructuras y tuberías.
“Nos han dado los trabajos más complicados y hemos estado a la altura”
“Este trabajo lo he vivido las 24 horas, más viendo que a este proyecto llegamos por unas semanas a fines del 2018 y hemos pasado a ser la empresa de trabajo vertical de Maracof. Nos han dado los trabajos más complicados y hemos estado a la altura, lo hemos damos todo. Terminar molidos y al siguiente día dar el cien por cien es gratificante. Lo más complejo, el separarme de mi hija tanto tiempo. Como es mi única hija se hace difícil. Lo bueno, ella es muy madura y me apoya en todo”, explica Gabriel Quiroz, también residente en Santiago de Chile, en donde su hija, Galadriel, estudia Artes.
“La vida en Calama tratamos de que sea lo más normal posible, los fines de semana compartiendo un asado con los colegas, unas cervezas y reírnos mucho va bien –continúa–. Es duro, pero
somos fuertes. El estar lejos de mi hija a ratos me afecta, pero me apoyan y las tecnologías ayudan mucho”.
La obra de Cerro Dominador se encuentra ya en su recta final. A todo el equipo de G8 VERTICAL BY LLV nos queda un muy buen sabor de boca por el camino recorrido durante estos dos años. Gracias a la experiencia conseguida, esperamos estar presentes en alguno de los proyectos de similares características que se irán desarrollando en la región.
“Frente al trabajo en la torre –apunta Diego Cortés–, creo que lo más complejo para mí fue la lejanía con mi familia y amigos, el no poder tomarme una cerveza o compartir un asado con ellos era algo que a veces me jugaba mala pasada, y trabajar con personas de otro país, de otra cultura. En un comienzo fue un tanto complejo, pero ya el tiempo hizo que generáramos lazos que claramente serán muy difíciles de romper”.
